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NUESTROS PRINCIPIOS:

UNA REALIDAD:
LA UNIDAD DE ESPAÑA
La unidad nacional no es un concepto abstracto o simplemente emotivo. Está cimentada sobre la construcción histórica que forma parte de la herencia recibida y de la que somos depositarios para las generaciones futuras. Nuestros descendientes tienen el derecho a exigir de sus predecesores una conducta acorde con la integridad de las tierras que la conforman y a la pacífica convivencia entre las gentes de España.

ESPAÑA ES CATALUÑA
España no se impone ni se inserta como un elemento extraño en sus territorios. En Cataluña no existen dos realidades históricas y políticas a comparar o contrapuestas. España es Cataluña tanto como Cataluña  es España, y sin aquélla o ésta así como o cualquiera de sus otras comunidades o regiones, queda vacuo el concepto de pluralidad y común esfuerzo humano de futuro, y del pasado al que todos debemos reconocimiento.

UNA CONSTITUCIÓN PARA: LA COHESIÓN,
LA CONVIVENCIA, LA LIBERTAD Y LA IGUALDAD.
El Estado, como organización de las comunidades, es una fórmula política y posiblemente cambiante. Su estructura tiene sentido si armoniza los distintos intereses y necesidades dentro de un marco único y común a todos.
La Constitución no es tan sólo el soporte de la organización estatal; es, sobre todo, una regla que vertebra la convivencia individual y colectiva de los españoles. Para quienes asumen, consecuencia de la legitimidad democrática, la representación nacional es deber inexcusable incentivar la cohesión del Estado, en la diversidad si real, impidiendo, dentro de los parámetros constitucionales, el socavamiento de los elementos que garantizan la libertad, la seguridad y la igualdad en todos y entre todos los territorios de España.
El planteamiento que, más allá de la discusión teórica o incluso frívola, pretende el vaciamiento de la cohesión nacional, puede tener, de forma igualmente legítima, otra reflexión en la necesidad de reforzar aquella, reelaborando, por las mismas vías institucionales, las normas que estén dificultando la permanencia o integridad del Estado.

UNA EUROPA RESPETUOSA
CON LAS SOBERANÍAS NACIONALES.
Nuestro Estado se asienta en una realidad supranacional europea, con vocación integradora y coordinadora para el presente y para el futuro, pero el concepto de Nación Española es propio y diferenciado, no susceptible de disolución en la unidad europea.
Igualmente, la legalidad estatal, no puede ser la única razón para mantener, por quienes prefieren un Estado internamente desorientado, criterios de soberanía compartida o consentida, ajenos al Ordenamiento Comunitario Europeo, y defraudadores, en su génesis, de la realidad europea.

CONOCIMIENTO DE NUESTRA HISTORIA:
PATRIMONIO DE FUTURO.
La ciencia histórica debe contribuir a aglutinar los territorios de España, y a asumir, del pasado y del presente, los hechos que han convertido a España en una nación, descubridora de nuevas fronteras y enriquecedora de las culturas occidentales. La Historia de España tiene una vertiente externa, cuyo conocimiento ha de ser impulsado, bajo unos prismas de crítica positiva y, cuando corresponda, de orgullo. Los hombres que la hicieron posible no pueden ser objeto de ignorancia o desdén primario. En su vertiente interna, tan sólo el conocimiento total y mesurado de los acontecimientos puede generar actitudes de responsabilidad. En ambos casos, en el externo y en el interno, el concepto histórico ha de impulsar que puedan ser asumidos por las posteriores generaciones los hechos y las personas de nuestro pasado.
España no puede ser, siendo tan relevante su biografía histórica, una desconocida para los integrantes de la nación.

LA ENSEÑA NACIONAL COMO REFERENTE DE CONVIVENCIA Y NORMALIDAD
Los símbolos de España son imprescindi­bles para identificar la unidad nacional. Tampoco existen, en este terreno, dos o más elementos antitéticos de comparación identificadora. Todos los símbolos perte­necientes a la Nación Española son de España, y su enseña nacional, que es el resumen integrador, ha de constituir signo de convivencia habitual, y no excepcional.

LENGUAS DE ESPAÑA E IDIOMA COMÚN: LIBERTAD, PLURALIDAD, COHESIÓN.
Las diferentes lenguas habladas en España son patrimonio nacional y manifestaciones de pluralidad. El español, como idioma común, es vehículo de comunicación interno y de proyección universal. Tampoco rivaliza el idioma nacional con ninguna de las lenguas de sus territorios, pero la permanencia de éstas no puede coartar ni la libertad personal de expresión, ni justificar la anulación institu­cional de aquélla.