El Foro España Hoy tiene por principios el debate, en el coloquio,  la invitación a otros entendimientos. En Cataluña no es posible seguir prescindiendo de descubrir otros rumbos coherentes a su propia esencia, porque de entre todas sus voces, no importa en qué lengua se expresen, hay una inmensidad que siente a España, en su seno  y en sus entrañas mas profundas, y proyecta un futuro prometedor y esperanzado en una España para todos y de todos. A esas ilusiones, y por seguro esas esperanzas, han de dar paso, sin mayor espera, al menos, a la palabra.

Proponemos, sin otra medida que la abierta expresión de la razón, analizar y contraponer la realidad y los proyectos; conocer y reconocer otros conceptos de nuestra inmediata política e historia política; saber y entender los lazos de comunicación entre la comunidad nacional y sus realidades de tiempo y espacio. Los medios para tal fin son, en síntesis, la conferencia, donde el  encuentro y el diálogo brillen por si mismos. Y por supuesto, también son razón de ser las personas; las personas y las palabras, nuevamente libres. Posiblemente no existe mayor necesidad en estos momentos desde Cataluña, que plantear auténticas y nuevas reflexiones, estudios y debates sobre la realidad de España, en el inicio del siglo XXI.

Si volcamos nuestro interés hacia el sentido real de la Nación Española, es porque entendemos que la formulación de proyectos específica y abiertamente independentistas, en unas áreas geográficas concretas, no se inspiran en el sentir común de la población, sino que reflejan la inquietud de una mínima parte de la sociedad en que nos asentamos. Y así lo han demostrado los últimos referendums.

Ese discurso que nos están inoculando, en el que parece no importar ya nada cuanto de conciliador y plural se haya construido, puede estar ocultando, a través de la monopolización ideológica sesgada, que otras ideas, rutas y razones tan sinceras, legítimas y profundas como las que, aparentemente sólo ocupan y preocupan a los exclusivistas líderes de opinión siempre temporales, se nos tratan de inocular de una forma trapacera y tiránica, recordando momentos y trágicos de nuestra historia reciente, de nuestra memoria histórica..

Para este nuevo e imprescindible debate no es posible, únicamente, tener un referente en sondeos estadísticos o en resultados electorales, siempre temporales. España, la unidad nacional, la convivencia entre los diversos pueblos que la conforman, no se presenta en ninguna lista de partido, son otros sus medios de expresión, tal vez, en demasiadas ocasiones excesivamente privados.
La esencia de España, porque de entre todas sus voces, no importa en qué lengua se expresen, hay una inmensidad que sienten a España en su seno más profundo, en su sentimiento más entrañable, en sus ilusiones. A esas ilusiones, y tal vez a esas esperanzas, han de darle paso, sin mayor espera, al menos, las palabras.